EL JARRO DE AGUA
El agua sucia de los carros de la represión carabinera, - la que ofende a la democracia en cada manifestación ciudadana - quedó tapada por el jarro de agua que simbólicamente devolvía en la cabeza de la ministra una ciudadana cuyo nombre es Música.
Publicado el 17 Julio 2008
Escribe Hugo Villela
Tal vez la joven estudiante María Música no evaluó la carga simbólica que tenía el derramar un jarro de agua en la cabeza de la ministra Mónica Jiménez.
Pero tal vez sólo la ministra tenía la experiencia de haber derramado no un jarro sino un balde de agua fría sobre la cabeza de algunos de sus colegas izquierdistas, cuando hace cerca de treinta y cinco años llegó a ejercer la dirección de la Escuela de Trabajo Social en la intervenida Pontificia Universidad Católica de Chile.
El jarro de agua es un recurso muy antiguo, que va desde el rito religioso hasta la medicina en casos de apuro… se despierta a un borracho derramando un jarro de agua sobre su cabeza, para conseguir que reaccione…
Igualmente se derrama un jarro de agua en la cabeza del aturdido/a que está en estado inconsciente… de repente reacciona y vuelve a su estado de conciencia.
El agua lava desde siempre.
Como símbolo religioso en nuestra cultura judeo cristiana, el bautismo va acompañado del derrame de agua sobre la cabeza de quien es bautizado, para purificarlo.
Se trata, eso sí, de agua limpia, no la que lanzan los carros de guerra de la represión carabinera, tan idéntica a sí misma ya en dictadura como en la pro forma democrática.
El jarro de agua siempre está presente en el rito bautismal, también en la ceremonia de renovación de las promesas del bautismo.
El agua lava las manchas de las promesas incumplidas…la ministra, tan dada a hacer invocaciones a su fe religiosa, lo sabe muy bien… respecto, en este caso, a las promesas incumplidas, no de ella, sino del gobierno del que forma parte…en el amplio y vapuleado campo de la educación… para no distraernos en señalar otros campos que están ¿en lista de espera? Frente a una paciencia ciudadana en extinción.
El agua lava las manchas de las negociaciones oscuras y a veces espurias en que oposición y oficialismo se encuentran negociando el "do ut des" de cada día, de cada mes, de cada año hasta la próxima elección, y todo por supuesto a espaldas de la ciudadanía.
El agua riega las arideces y hace brotar la vida y, ¿qué aridez mayor que ponerse de acuerdo con la derecha y concederle seguir apoyando con platas del Estado, el negocio privado de sus asociados, los así llamados sostenedores?
Es cierto que la señora ministra ha estado vinculada a este mundo de la actividad económica, pero ahora, por su cargo debiera saber que el bien común, que es el bien de todos, no pasa por los intereses privados ni las cuentas bancarias de los empresarios de la educación.
Aridez de una Concertación que está arrugada de hacerle sonrisitas y muecas de beneplácito a la derecha para asegurar una gobernabilidad recortada y no ofrecerle al país sino más de lo mismo.
Aridez de una alianza política que terminó concertada para convertir al Estado en una bolsa de trabajo, en un mercado de influencias, en un montepío de incondicionales del "estado de cosas"… todos conjugando los verbos compuestos "defender la pega" y "abjurar de lo que creía".
El agua riega lo árido y da vida a las sequedades, ¡cómo le vendría de bien un jarro por nuca a cada uno de los que se pavonean en la clase política corriendo detrás de obtener presencia en las pantallas de la televisión!
Aridez de – en el camino - haber perdido la "superioridad moral" que otrora tuvieron los partidos de la Concertación frente a los engendros políticos herederos de la dictadura, y que fueron perdiendo golpe a golpe al ritmo de las corruptelas de todo tipo convencidos de que éramos un "país serio".
Y al final de la jornada la ministra se secó, y sólo quedó mojada no por el agua recibida de la joven ciudadana, sino por la baba tóxica de quienes fueron a presentar su apoyo a la funcionaria. Desfile de los mismos de siempre, haciendo gárgaras frente a la generosa cobertura televisiva y a los medios escritos del duopolio impune… la ministra tuvo el "respaldo transversal" de la superficialidad también transversal de la clase política, que no fue capaz de entender el significado personal y social del gesto valiente de una adolescente.
La ministra de educación no entendió nada y tomó el camino fácil de darse por ofendida y aceptar el apoyo hipócrita de los que desfilaron en estos días en un besamanos inicuo.
El agua sucia de los carros de la represión carabinera, - la que ofende a la democracia en cada manifestación ciudadana - quedó tapada por el jarro de agua que simbólicamente devolvía en la cabeza de la ministra una ciudadana cuyo nombre es Música. Música no fue escuchada por la sordina y berrincheo de los mismos de siempre, los del más de lo mismo, los que campean en superficialidad y que entienden al país como una gran elección…
Una vez más las y los jóvenes de la primera juventud son actores señeros frente a la inercia despectiva de los adultos y adultas que pretenden conducir al país haciendo un equilibrismo político que conduce al desgobierno.
FUENTE: DIARIO ELECTRÓNICO RADIO UNIVERSIDAD DE CHILE
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